[...]
Fuimos a chapotear, a grittar, a danzar, a cometer malvadas niñerías, cumpliste mi promesa, y si ahora yo me quejo de que falta (la lluvia) … es mi culpa, no la tuya
- T-o-c-a-r l-a l-l-u-v-i-a
Repetí chillando
-T O C A R L A L L U V I A
Y tu no pudiste hacer nada. Solo te quedaste solo escuchando la canción que me hacía sangrar por las noches, aspirando el éter de aquel cuarto oscuro, tocando la melodía que mejor calmase la obsesión del re cuerdo.
domingo, 12 de noviembre de 2006
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